En materia económica, la estabilidad y precisión en el cálculo de los indicadores son fundamentales para comprender y gestionar eficazmente el panorama financiero de un país. Uno de los indicadores más cruciales en este sentido es el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que mide la evolución de los precios de una cesta de bienes y servicios representativa del consumo doméstico. La exactitud en el cálculo del IPC no solo influye en la toma de decisiones de políticas económicas, sino que también impacta directamente en la vida cotidiana de los ciudadanos, en aspectos que van desde los salarios hasta el costo de vida.
En el caso específico de Chile, el IPC desempeña un papel crucial en la determinación de la Unidad de Fomento (UF), una unidad de medida monetaria utilizada en contratos financieros y transacciones comerciales. Por lo tanto, cualquier mejora en el cálculo del IPC no solo beneficia la precisión de los indicadores económicos, sino que también tiene repercusiones tangibles en la economía diaria de los chilenos.
Es por eso que la reciente actualización en el cálculo del IPC, llevada a cabo cada 5 años en conformidad con los lineamientos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es un paso significativo hacia adelante. Esta revisión, que se realizó en 2023 y se refleja en los datos de 2024, actualiza la canasta básica al comportamiento de consumo actual y mejora su ponderación, dejando atrás la base de cálculo del año 2018.
Estos cambios representan un avance importante en la capacidad del IPC para reflejar con precisión la realidad económica del país. Al considerar los cambios en las tendencias de consumo, el nuevo cálculo del IPC promete proporcionar una imagen más precisa de la evolución de los precios y su impacto en el poder adquisitivo de los ciudadanos. A esto se suma que, con la nueva base de 2023, las estimaciones de inflación a mediano plazo reflejan una estabilización más rápida que con la base de 2018. Es decir, con este nuevo termómetro, la medida de inflación apunta a ser menor que la tendencia pasada.
En resumen, la mejora en el cálculo del IPC no solo es un ejercicio técnico, sino que tiene implicaciones concretas y significativas para la economía chilena, y en particular, al bolsillo de quienes arriendan, compran y buscan financiamiento bancario en unidades de fomento desde 2024.