El lienzo, de diez metros de alto, en el que se visualiza la palabra “gracias”, se desplegó en el Edificio Antuco, uno de los proyectos de Constructora e Inmobiliaria Lontue. La iniciativa busca realzar la labor de quienes trabajan a diario en medio de la crisis sanitaria, entre ellos, profesores, personal de la locomoción colectiva y funcionarios de la salud.

 

Un lienzo colgante con la palabra “gracias” instalado en el Edificio Antuco, ubicado en Freire con Lientur, es el homenaje que Inmobiliaria Lontue quiso realizar a quienes trabajan a diario en medio de la pandemia. El mural es obra de la ilustradora penquista, Macarena Toro y puede ser visto desde distintos puntos de la ciudad.

La gráfica de diez metros de alto (4 pisos aproximadamente) muestra a trabajadores de distintos rubros y servicios que hoy son pilares fundamentales en el diario vivir y que no han detenido su actividad pese a la crisis sanitaria. Se trata de cajeros de supermercados, minimarkets y comercio en general, profesores, funcionarios de la salud y personal de la locomoción colectiva.

 

Lontue es la primera inmobiliaria de Chile que ha desarrollado una propuesta de este tipo con la finalidad de homenajear a quienes están en ocupaciones de primera línea durante la emergencia.

“La idea fue hacer una puesta en valor de quienes desarrollan actividades a diario pese a la pandemia y agradecerles esa entrega”, señala Juan Ignacio Lathrop, gerente comercial de la inmobiliaria.

Según comenta la idea nació luego de entregar al Hospital de Tomé, junto a otras empresas del rubro, la donación de contenedores que fueron adaptados como salas de descanso para el personal de salud.

En este contexto, decidieron buscar una fórmula para reconocer la labor no sólo de profesionales y funcionarios del ámbito médico, sino también, de otros trabajadores que están siendo claves para el sostenimiento de la comunidad.

 

Lathrop explica que se optó por una propuesta visualmente atractiva y que aportara al entorno. Además, de darle un aire más cálido y de color a la fachada en construcción del edificio donde está desplegado el lienzo.

 

De esta forma, se apostó por un simple “gracias” que la gente pudiera leer al levantar la mirada y que fuera un mensaje claro y lleno de contenido. Así como también, que se convirtiera en un regalo para la ciudad, de manera que la comunidad lo pudiera disfrutar al pasear o caminar por el sector.

 

 

 

LIENZO CON CARÁCTER LOCAL

El proyecto estuvo a cargo de la artista Macarena Toro, quien plasmó la idea en una ilustración incluyendo varios oficios que no pueden quedarse en casa durante esta pandemia.

Toro es diseñadora gráfica, pero se ha dedicado fuertemente al trabajo de ilustradora, desarrollando iniciativas para empresas como Mawiza, donde incorporaron sus dibujos en papeles murales y decoración.

En el lienzo de Lontue desarrolló una tipología de letra que es parte del sello de cada una de sus ilustraciones y trabajos. “Se necesitaba una letra fácil de reconocer y que propiciara una lectura clara y muy legible para este mural”, precisa.

En él utilizó una fuente sans serif (o palo seco) que se caracteriza por sus bordes simples y con un aspecto de modernidad. Asimismo, aplicó colores llamativos, con un fondo azul y la palabra “gracias” en blanco para que pudiera distinguirse a distancia.

“Fue un trabajo de gran impacto, tanto por el contenido como por la elaboración en cuanto a su formato y tamaño”, acota la ilustradora.

 


Como requerimiento, era necesario incluir el carácter local, Toro lo resolvió al integrar el campanil de la Universidad de Concepción, uno de los principales símbolos de la ciudad.

 

Además, se incorporaron a la ilustración, las antiguas micros del recorrido Rengo-Lientur, que fueron tradicionales por sus colores amarillo y café hasta la década del 2000.

La ilustración, que es considerada una labor artesanal al ser un trabajo con trazos realizados a mano, se plasmó sobre una malla mesh de diez metros de alto por seis de ancho.

Otra de las características del mural es que no es estático. Se puede mover y girar por las distintas fachadas del edificio, de manera que gran parte de la comunidad pueda visualizarlo.

 

 

LA OTRA “PRIMERA LINEA”

Karen Estrada es educadora de párvulos del colegio Almondale de San Pedro de la Paz. Hasta antes de la pandemia tenía a su cargo una sala de clases con niños entre 4 y 5 años, hoy su labor es totalmente online.

“Nadie estaba preparado para una educación a distancia, ni profesores, ni menos los estudiantes. En especial, los más pequeños donde el aprendizaje se caracteriza por una labor presencial y con un contacto cercano”, resalta.

Por ello, considera “emocionante” el homenaje que la inmobiliaria realiza a quienes continúan con su trabajo en medio de la pandemia. “Es un reconocimiento no esperado, lo considero un agradecimiento por no parar y ser parte de una primera línea un poco más invisible”, señala.

Cuenta que jamás detuvo su labor y que durante todo este tiempo su casa se transformó en una sala de clases. Menciona que el amor a su profesión y a sus pequeños alumnos hizo que pudiera sacar adelante el desafío de la educación en línea.

Mientras trabajaba entregando unos volantes en calle Roosevelt, Pamela Sepúlveda, jefa de local y encargada de caja en la Panadería Delikatten, ubicada en O´Higgins con Ainavillo, vio por primera vez el lienzo desplegado en el edificio Antuco.

Cuenta que “me impactó y lo encontré muy bonito. Por supuesto que llama la atención. Al principio pensé que era un homenaje para el personal de salud, pero luego me di cuenta que integraba a otras ocupaciones”, dice Pamela.

Señala que estos meses de pandemia no han sido fáciles y que, en su caso, están más expuestos que otros oficios, al ser una labor presencial y diaria.

Por eso, el mensaje es esperanzador y lleno de ánimo para quienes laboran todos los días en esta nueva realidad.

 

Artículo desarrollado por Paulina Merino B.

 

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